En la sociedad de internet, lo más complicado no es navegar, sino saber adónde ir, dónde buscar lo que se quiere encontrar y qué hacer con lo que se encuentra. Y esto requiere educación.
La búsqueda de información en internet se ha convertido en una actividad absolutamente integrada en nuestro día a día. La revolución digital cambió las relaciones de producción y de transmisión de conocimiento de una manera igual de radical, o más, a como lo había hecho la imprenta en el siglo xv. Las dos innovaciones cambian indefectiblemente el curso de la historia y marcan la manera de vivir de las generaciones posteriores: del mismo modo que mucha gente encontró sentido en aprender a leer y escribir gracias a la generalización y abaratamiento de los textos escritos, ahora nos encontramos con la necesidad de ser competentes en la búsqueda y localización de información en internet.
Este proceso es bastante más complejo que la simple introducción de unas palabras clave en un motor de búsqueda. Es preciso que el usuario obtenga y desarrolle competencias que le permitan focalizar de manera precisa los objetivos de la búsqueda (¿para qué lo quiero? ¿En qué formato lo prefiero?), elegir los instrumentos más adecuados (buscadores genéricos o especializados, fuentes electrónicas alternativas, etc.) y plantear así una estrategia global de localización que, a través de la elección de los términos óptimos, nos tiene que permitir llegar a los resultados deseados.
Una vez llegados a este punto, habrá que validar la solvencia, actualidad y rigor de la información encontrada y contrastarla, si hace falta, con otras fuentes o formatos. En un último estadio, tendremos que saber gestionar los resultados para fijarlos y utilizarlos de manera adecuada.
La búsqueda y localización de información en internet es, pues, un proceso pautado y reflexivo, y a través de la práctica podremos consolidar habilidades y competencias esenciales, sobre todo si nuestras inquietudes se inscriben en ámbitos de conocimiento un poco sofisticados.
El entorno digital tiene unas singularidades que hacen que la investigación de información pida unas estrategias y protocolos que permitan obtener los resultados deseados. Algunos de los aspectos más relevantes de este entorno dinámico son:
- La multiplicación del caudal de información, que tiende a crecer de forma exponencial.
- La descentralización de los contenidos presentes en la Red, que convierte a cualquier usuario en productor de contenidos y que, incluso, impulsa la creación colectiva de información.
- La mutabilidad de los contenidos, que provoca que no se puedan dar por cerrados y que sean revisados y modificados permanentemente.
- La falta de una validación y certificación de muchas de las informaciones presentes en la Red.
Estas especificidades obligan a los usuarios a afilar el sentido crítico y a poner en cuestión los elementos encontrados para poder considerarse competentes a la hora de localizar, procesar, validar y organizar los datos que posibiliten la creación real de conocimiento.