Introducción

En la sociedad de internet, lo más complicado no es navegar, sino saber adónde ir, dónde buscar lo que se quiere encontrar y qué hacer con lo que se encuentra. Y esto requiere educación.

Manuel Castells

La búsqueda de información en internet se ha convertido en una actividad absolutamente integrada en nuestro día a día. La revolución digital cambió las relaciones de producción y de transmisión de conocimiento de una manera igual de radical, o más, a como lo había hecho la imprenta en el siglo xv. Las dos innovaciones cambian indefectiblemente el curso de la historia y marcan la manera de vivir de las generaciones posteriores: del mismo modo que mucha gente encontró sentido en aprender a leer y escribir gracias a la generalización y abaratamiento de los textos escritos, ahora nos encontramos con la necesidad de ser competentes en la búsqueda y localización de información en internet.

Este proceso es bastante más complejo que la simple introducción de unas palabras clave en un motor de búsqueda. Es preciso que el usuario obtenga y desarrolle competencias que le permitan focalizar de manera precisa los objetivos de la búsqueda (¿para qué lo quiero? ¿En qué formato lo prefiero?), elegir los instrumentos más adecuados (buscadores genéricos o especializados, fuentes electrónicas alternativas, etc.) y plantear así una estrategia global de localización que, a través de la elección de los términos óptimos, nos tiene que permitir llegar a los resultados deseados.

Una vez llegados a este punto, habrá que validar la solvencia, actualidad y rigor de la información encontrada y contrastarla, si hace falta, con otras fuentes o formatos. En un último estadio, tendremos que saber gestionar los resultados para fijarlos y utilizarlos de manera adecuada.

El entorno digital tiene unas singularidades que hacen que la investigación de información pida unas estrategias y protocolos que permitan obtener los resultados deseados. Algunos de los aspectos más relevantes de este entorno dinámico son:

  • La multiplicación del caudal de información, que tiende a crecer de forma exponencial.
  • La descentralización de los contenidos presentes en la Red, que convierte a cualquier usuario en productor de contenidos y que, incluso, impulsa la creación colectiva de información.
  • La mutabilidad de los contenidos, que provoca que no se puedan dar por cerrados y que sean revisados y modificados permanentemente.
  • La falta de una validación y certificación de muchas de las informaciones presentes en la Red.