1. Antes: ¿qué quiero encontrar?

1.6. ¿Qué herramientas necesito?

Sin obviar la enorme complejidad tecnológica que hay tras la navegación por la Red, las herramientas que necesitamos para hacer una búsqueda en la Red no son aparentemente muy exigentes: un dispositivo conectado a internet (ordenador personal, portátil, tableta, móvil, etc.). La velocidad del procesador y de transferencia de datos de internet serán elementos importantes para garantizar una navegación óptima.

En este dispositivo, será necesario instalar un programa denominado navegador, que es una aplicación digital que permite acceder a las páginas web alojadas en servidores de todo el mundo.

Los navegadores más conocidos son Google Chrome, Mozilla Firefox, Microsoft Explorer, Microsoft Edge, Opera, Safari, UC Browser, Dolphin, etc. La competencia entre navegadores es feroz, y a menudo aparecen bancos de pruebas y comparativas que intentan destacar las fortalezas de cada competidor (velocidad, integración con los diferentes sistemas operativos y plataformas, sencillez de uso, complementos, etc.). Seguramente, cada usuario tiene que encontrar el navegador que satisfaga sus necesidades. También es recomendable no quedarse con una sola elección, sino que conviene tener instalados un par o tres de navegadores.

Dado que no todos los usuarios navegamos del mismo modo, la elección de un navegador u otro depende de muchos factores. De todos modos, los datos aportados por expertos no dejan demasiado margen de duda sobre cuál es el navegador más utilizado por los usuarios.

Figura 11. Navegadores más utilizados los usuarios.
Fuente: datos de marzo del 2018, extraídos de:
https://www.w3counter.com/globalstats.php

Este liderazgo se debe, sobre todo, a buenas prestaciones del navegador de Google: buena usabilidad, rapidez de búsqueda, amplia biblioteca de extensiones, compatibilidad en todos los dispositivos y sistemas operativos, integración en el ecosistema Google (imágenes, mapas, YouTube, etc.), protección ante lugares maliciosos, navegación privada u oculta, etc.

Uno de los aspectos que diferencian unos navegadores de los otros son las extensiones o complementos. Se trata de pequeñas aplicaciones que cada usuario puede instalar en el navegador para cubrir determinadas necesidades y hacer más satisfactoria la navegación. Los navegadores que tienen más extensiones son Chrome y Firefox.

El procedimiento para instalar estos complementos es simple. A continuación, presentaremos un ejemplo.

El complemento que queremos instalar en Firefox se denomina «Colorful tabs», y marca de un color diferente cada una de las pestañas abiertas en el navegador, y esto supuestamente facilita la identificación de pestañas. Para instalarlo, introducimos el nombre del complemento en la caja de búsquedas.

Figura 12. Instalación del complemento de Firefox, «Color Tabs».

Después, haremos clic en el botón correspondiente para indicar que lo queremos añadir.

Figura 13. Instalación del complemento de Firefox, «Color Tabs»

La próxima vez que iniciemos Firefox y abramos una pestaña, ya tendremos colores. Si no nos convence la nueva funcionalidad, podemos ir a «Menú» > «Complementos» y deshabilitar «Colorful tabs». De este modo, podemos explorar las posibilidades de personalización visual y funcional que permiten las extensiones, e irlas adecuando a nuestras necesidades y que nos ayuden a integrar servicios, eliminar publicidad, añadir funcionalidades, etc.

Finalmente, el último elemento que nos hace falta es un motor de búsqueda o buscador, que es una página web que permite encontrar otras páginas web, así como otra información (imágenes, vídeos, etc.) colgada en la Red. Algunos de los motores de búsqueda más populares son Google Chrome, Bing o Yahoo!, pero hay alternativas interesantes: Qwant, DuckDuckGo o Startpage destacan por no rastrear la actividad del usuario.

A la hora de elegir el mejor buscador, hay muchos tests técnicos (uso de recursos del ordenador, velocidad a la hora de arrancar, velocidad de búsqueda, rendimiento gráfico, etc.), pero otros aspectos pueden ser determinantes a la hora de hacer la elección: privacidad de navegación, imparcialidad en la muestra de resultados, cumplimiento de estándares, transversalidad entre plataformas y dispositivos, usabilidad de la interfaz, etc.

Algunos navegadores incorporan un buscador por defecto (por ejemplo, Bing es el buscador de Microsoft Explorer o Edge), de forma que es frecuente que los dos términos se confundan. La voluntad de las empresas es fidelizar a los usuarios, pero conviene conocer alternativas y no limitarse a usar un solo buscador. Desde la configuración del navegador, podemos decidir cuál será nuestro buscador preferente.